Año 2017 | S↺STENIBLE ♻100% | Humanidad y Medio
Cantabria, Castilla y León, Asturias y Galicia han elaborado el primer protocolo para la intervención con osos pardos, un documento que estas comunidades están cerrando y que recoge pautas de actuación ante la presencia de ejemplares y para prevenir incidentes o conflictos si se acercan a humanos.
Espacios incluidos en Natura 2000
El objetivo de este protocolo es garantizar la seguridad de las personas y la conservación de la especie, en peligro de extinción.
Prácticamente todos los lugares por los que transita el oso pardo están incluidos en la red Europea Natura 2000, y su presencia se ha convertido en uno de los mayores reclamos para conocer muchos de esos parajes naturales.
La red Natura 2000, el principal instrumento de conservación de la Unión Europea, pretende asegurar la supervivencia de los mejores y más valiosos hábitats del continente, pero se trata de una figura de protección que incide en la importancia de que la protección y la conservación sean compatibles con el desarrollo económico de las zonas que integran esa red.
En gran medida se busca "prevenir" incidentes y protocolizar la forma de actuar e intervenir con osos que se acercan a núcleos poblados o a humanos.
Todo ello en un momento en que el incremento de las poblaciones oseras, tanto en la zona occidental como oriental de la Cordillera, puede provocar incidentes o encuentros "inesperados" con estos animales, según han explicado a EFE fuentes de la Consejería cántabra de Medio Rural.
El protocolo, que es el primero de estas características que se impulsa en España, desarrolla en las comunidades autónomas los planes de recuperación del oso pardo y la estrategia para su conservación.
Técnicos de estas regiones se han ido reuniendo para cerrar el protocolo, que se trasladará al Ministerio de Medio Ambiente para que lo conozca y, si así lo desea, lo adopte o traslade a otros territorios con presencia de osos, como puede ser la zona de Pirineos.
Las comunidades autónomas han dado este paso porque ya les urgía contar con un protocolo y unas directrices para aplicar con osos.
El protocolo establece la creación de unos equipos específicos de intervención en cada comunidad, con personal técnico, guardas y veterinarios.
Estos equipos estarán dotados con material anestésico, de captura, transporte y manejo, y prevé la organización de prácticas con periodicidad al menos cada seis meses.
Este documento diferencia entre varios tipos de comportamientos de osos susceptibles de requerir una intervención para disuadirlo y tratar que se aleje de la zona, o para capturarlo y apartarlo, con el traslado a un centro veterinario o de recuperación de la fauna o su liberación en el medio natural.
Así, se distinguen las actuaciones que se deben desarrollar en función de si por ejemplo son ejemplares heridos, enfermos, atrapados en trampas o crías abandonadas; si se trata de osos que de manera reiterada acuden a zonas habitadas en busca de alimento; o si son agresivos y peligrosos, y pueden originar conflictos con personas.
El protocolo precisa la forma de actuar según cada caso, bien sea con prácticas de disuasión, espantando al animal, en caso de osos que no temen acercarse a los humanos, facilitando su permanencia en el medio natural, o trasladándolo a un centro para su recuperación.
Fuente: EFE
Cantabria, Castilla y León, Asturias y Galicia han elaborado el primer protocolo para la intervención con osos pardos, un documento que estas comunidades están cerrando y que recoge pautas de actuación ante la presencia de ejemplares y para prevenir incidentes o conflictos si se acercan a humanos.
Espacios incluidos en Natura 2000
El objetivo de este protocolo es garantizar la seguridad de las personas y la conservación de la especie, en peligro de extinción.
Prácticamente todos los lugares por los que transita el oso pardo están incluidos en la red Europea Natura 2000, y su presencia se ha convertido en uno de los mayores reclamos para conocer muchos de esos parajes naturales.
La red Natura 2000, el principal instrumento de conservación de la Unión Europea, pretende asegurar la supervivencia de los mejores y más valiosos hábitats del continente, pero se trata de una figura de protección que incide en la importancia de que la protección y la conservación sean compatibles con el desarrollo económico de las zonas que integran esa red.
En gran medida se busca "prevenir" incidentes y protocolizar la forma de actuar e intervenir con osos que se acercan a núcleos poblados o a humanos.
Todo ello en un momento en que el incremento de las poblaciones oseras, tanto en la zona occidental como oriental de la Cordillera, puede provocar incidentes o encuentros "inesperados" con estos animales, según han explicado a EFE fuentes de la Consejería cántabra de Medio Rural.
El protocolo, que es el primero de estas características que se impulsa en España, desarrolla en las comunidades autónomas los planes de recuperación del oso pardo y la estrategia para su conservación.
Técnicos de estas regiones se han ido reuniendo para cerrar el protocolo, que se trasladará al Ministerio de Medio Ambiente para que lo conozca y, si así lo desea, lo adopte o traslade a otros territorios con presencia de osos, como puede ser la zona de Pirineos.
Las comunidades autónomas han dado este paso porque ya les urgía contar con un protocolo y unas directrices para aplicar con osos.
El protocolo establece la creación de unos equipos específicos de intervención en cada comunidad, con personal técnico, guardas y veterinarios.
Estos equipos estarán dotados con material anestésico, de captura, transporte y manejo, y prevé la organización de prácticas con periodicidad al menos cada seis meses.
Este documento diferencia entre varios tipos de comportamientos de osos susceptibles de requerir una intervención para disuadirlo y tratar que se aleje de la zona, o para capturarlo y apartarlo, con el traslado a un centro veterinario o de recuperación de la fauna o su liberación en el medio natural.
Así, se distinguen las actuaciones que se deben desarrollar en función de si por ejemplo son ejemplares heridos, enfermos, atrapados en trampas o crías abandonadas; si se trata de osos que de manera reiterada acuden a zonas habitadas en busca de alimento; o si son agresivos y peligrosos, y pueden originar conflictos con personas.
El protocolo precisa la forma de actuar según cada caso, bien sea con prácticas de disuasión, espantando al animal, en caso de osos que no temen acercarse a los humanos, facilitando su permanencia en el medio natural, o trasladándolo a un centro para su recuperación.
Fuente: EFE
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