Año 2017 | S↺STENIBLE ♻100% | Humanidad y Medio
Ecologistas en Acción-Cantabria denuncia, mediante el presente escrito, ante las consejerías de Industria, Medio Ambiente, Cultura y Medio Rural, La Confederación Hidrográfica del Cantábrico, el SEPRONA, la Dirección General XI de la UE, y el ayuntamiento de Valdáliga, que las viejas escombreras procedentes de la explotación minera de La Florida situadas al pie de la galería de Cereceo en Caviña siguen siedo objeto de una extracción incontrolada dentro de la situación de abandono y de la carencia de un programa integral de restauración ambiental y del paisaje tras varias décadas transcurridas desde que se cerrara definitivamente la explotación de cinz.
La utilización de palas excavadoras y grandes camiones para remover y trasladar el material extraídos está produciendo, además, un doble impacto: Por un lado, está causando un debilitamiento de la consistencia y la estabilidad de la escombrera en un área particularmente frágil y peligrosa al localizarse en la cabecera del arroyo de La Ganceuca con el riesgo –y la aparición de una peligrosa grieta así lo anuncia– de un episodio de "gota fría" o un período de lluvias intensas acabe originado una avalancha de agua, residuos, piedras y lodos que acabe llevándose por delante el barrio de la Ganceda con sus gentes, casas y fincas; y con el impacto añadido de que sus aportes mineros contaminantes lleguen a través del río Bustrigüado y el propio río Escudo a la planta depuradora de Las Cuevas de Roiz que no está preparada, por su tecnología, para hacer frente a residuos de esa naturaleza y podría sufrir daños irreparables.
Pero el segundo impacto–menos visible quizá pero también potencialmente tóxico– tiene que ver con el destino de los cargamentos de residuos mineros: el entorno de instalaciones deportivas y escolares de Treceño que están siendo objeto de rellenos y afirmados –como lo han sido, también, numerosos caminos de la red viaria de las áreas rurales próximas del municipio de Valdáliga– con un material que está cargado de minerales pesados y tóxicos cuyos componentes pueden acabar en el aire, el agua o los suelos como resultado de la acción del viento o de la lluvia y acabar afectando a los usuarios –muchos de ellos peferentemente jóvenes o niños– sin que se tenga información alguna, tanto de las posibles autorizaciones o expedientes de explotación y traslados de estos residuos mineros como de los, en todo caso, estudios de impactos ambiental o evaluación de los riesgos higiénico-sanitarios que pueden provocar entre la población humana o la flora y la fauna silvestres .
Y todo ello, según el representante de Ecologistas Acción-Cantabria, Emilio Carrera, en el marco del continuo expolio y degradación de la arqueología minera del entorno de Cereceo, de la plaza del Monte y del antiguo poblado minero de La Florida como consecuencia de la falta de un compromiso de conservación y rehabilitación integral del patrimonio cultural y natural afectado por parte de la compañía beneficiada por la extracción durante un siglo de los recursos mineros y por parte del Gobierno de Cantabria, en su condición de garante del cumplimiento de las normas y leyes sobre el patrimonio; al seguir sin realizarse un inventario exhaustivo sobre las condiciones en que se eximía a la compañía de sus obligaciones y sin que se confeccionase un catálogo preciso de los testimonios de arqueología minera susceptibles de conservación y el tratamiento de las instalaciones exteriores –edificaciones, almacenes, molinos de trituración, rampas, naves, depósitos...– y las galerías interiores muchas de ellas arrasadas o demolidas en su totalidad; y con el agravante del aplazamiento indefinido de la creación del Museo Minero en la Plaza del Monte-Caviña como depositario de los testimonios materiales, documentales y etnográficos del complejo minero de La Florida y como centro de dinamización cultural y atracción turística, que contribuyese con el equipamiento y dotación correspondientes, a la investigación, conservación y restauración del patrimonio natural y de la arqueología minera e industrial de la actividad minera, más allá de la exclusiva atención a la mina Isidra y El Soplao, para extender y ampliar actuaciones e itinerarios didácticos, ofertas de educación ambiental y nuevos a atractivos para el turismo cultural.
Por Ecologistas en Acción-Cantabria: Emilio Carrera.
Ecologistas en Acción-Cantabria denuncia, mediante el presente escrito, ante las consejerías de Industria, Medio Ambiente, Cultura y Medio Rural, La Confederación Hidrográfica del Cantábrico, el SEPRONA, la Dirección General XI de la UE, y el ayuntamiento de Valdáliga, que las viejas escombreras procedentes de la explotación minera de La Florida situadas al pie de la galería de Cereceo en Caviña siguen siedo objeto de una extracción incontrolada dentro de la situación de abandono y de la carencia de un programa integral de restauración ambiental y del paisaje tras varias décadas transcurridas desde que se cerrara definitivamente la explotación de cinz.
La utilización de palas excavadoras y grandes camiones para remover y trasladar el material extraídos está produciendo, además, un doble impacto: Por un lado, está causando un debilitamiento de la consistencia y la estabilidad de la escombrera en un área particularmente frágil y peligrosa al localizarse en la cabecera del arroyo de La Ganceuca con el riesgo –y la aparición de una peligrosa grieta así lo anuncia– de un episodio de "gota fría" o un período de lluvias intensas acabe originado una avalancha de agua, residuos, piedras y lodos que acabe llevándose por delante el barrio de la Ganceda con sus gentes, casas y fincas; y con el impacto añadido de que sus aportes mineros contaminantes lleguen a través del río Bustrigüado y el propio río Escudo a la planta depuradora de Las Cuevas de Roiz que no está preparada, por su tecnología, para hacer frente a residuos de esa naturaleza y podría sufrir daños irreparables.
Pero el segundo impacto–menos visible quizá pero también potencialmente tóxico– tiene que ver con el destino de los cargamentos de residuos mineros: el entorno de instalaciones deportivas y escolares de Treceño que están siendo objeto de rellenos y afirmados –como lo han sido, también, numerosos caminos de la red viaria de las áreas rurales próximas del municipio de Valdáliga– con un material que está cargado de minerales pesados y tóxicos cuyos componentes pueden acabar en el aire, el agua o los suelos como resultado de la acción del viento o de la lluvia y acabar afectando a los usuarios –muchos de ellos peferentemente jóvenes o niños– sin que se tenga información alguna, tanto de las posibles autorizaciones o expedientes de explotación y traslados de estos residuos mineros como de los, en todo caso, estudios de impactos ambiental o evaluación de los riesgos higiénico-sanitarios que pueden provocar entre la población humana o la flora y la fauna silvestres .
Y todo ello, según el representante de Ecologistas Acción-Cantabria, Emilio Carrera, en el marco del continuo expolio y degradación de la arqueología minera del entorno de Cereceo, de la plaza del Monte y del antiguo poblado minero de La Florida como consecuencia de la falta de un compromiso de conservación y rehabilitación integral del patrimonio cultural y natural afectado por parte de la compañía beneficiada por la extracción durante un siglo de los recursos mineros y por parte del Gobierno de Cantabria, en su condición de garante del cumplimiento de las normas y leyes sobre el patrimonio; al seguir sin realizarse un inventario exhaustivo sobre las condiciones en que se eximía a la compañía de sus obligaciones y sin que se confeccionase un catálogo preciso de los testimonios de arqueología minera susceptibles de conservación y el tratamiento de las instalaciones exteriores –edificaciones, almacenes, molinos de trituración, rampas, naves, depósitos...– y las galerías interiores muchas de ellas arrasadas o demolidas en su totalidad; y con el agravante del aplazamiento indefinido de la creación del Museo Minero en la Plaza del Monte-Caviña como depositario de los testimonios materiales, documentales y etnográficos del complejo minero de La Florida y como centro de dinamización cultural y atracción turística, que contribuyese con el equipamiento y dotación correspondientes, a la investigación, conservación y restauración del patrimonio natural y de la arqueología minera e industrial de la actividad minera, más allá de la exclusiva atención a la mina Isidra y El Soplao, para extender y ampliar actuaciones e itinerarios didácticos, ofertas de educación ambiental y nuevos a atractivos para el turismo cultural.
Por Ecologistas en Acción-Cantabria: Emilio Carrera.
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